Cómo cuidar a una persona con Alzheimer. Una enfermedad letal, tanto para un enfermo como para su cuidador. Enfermedad de moda en el siglo XXI. Una demencia al extremo.
Mi vida dio un giro radical cuando mi madre fue diagnosticada de la enfermedad de Alzheimer hace 10 años y me calló un papel de cuidador totalmente inesperado.
Al principio pasé por todos los estados anímicos posibles, negación, rabia, ira, impotencia, tristeza, soledad, pero fue la propia vida la que me hizo ver que las personas sufrimos muchas veces porque por un lado nos negamos a aceptar lo que nos ocurre, desgracias, enfermedades, adversidades, y por otro rechazamos las emociones que esos hechos nos producen. Y de esta manera es imposible dejar que los sentimientos fluyan y se liberen.
Si los cuidadores bloqueamos el dolor de las enfermedades y no le dejamos al cuerpo sentir, no dejamos que las emociones puedan experimentarse y evaporarse. Un cuidador no debe luchar contra ninguno de sus sentimientos. Ya sabemos que las enfermedades producen cientos de emociones, pero todas y cada una de ellas deben ser apreciadas.
En un momento dado, yo sentí que la enfermedad de Alzheimer de mi madre no había sido cosa del azar, porque todo lo que nos pasa en la vida tiene un porqué. Y lo que no, también.
Soy una convencida de que la vida es demasiado inteligente como para no saber lo que hace y si nos pone lo que nos pasa es porque, por alguna extraña razón, necesitamos que nos pase.
El problema de muchos cuidadores es que lo que no está fundamentado en la lógica, nos cuesta mucho creer.
Quiero dar la enhorabuena a todos los cuidadores de cualquier enfermedad por todo el trabajo que realizan. Porque ser cuidador puede parecer una desgracia o un desafío.
Por suerte o por desgracias las enfermedades son inherentes a estar vivos, así que puestos a vivirlas vamos a sacarles algún beneficio.
Arriba esos cuidadores!
Y esta es mi filosofía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario