Nadie dice que afrontar el diagnóstico de una enfermedad de un ser querido sea tarea fácil, ni que el papel de cuidador pueda dominarse de la noche a la mañana. Pero te voy a acompañar durante el tiempo que necesites y te voy a ayudar a asumir este rol, no como una desgracia injusta de la vida sino como un desafío, extremadamente complicado, pero sumamente gratificante.
Las enfermedades son maestras muy estrictas que requieren pupilos con una disciplina extraordinaria, por eso mi único propósito es ocuparme de tus pensamientos y emociones, procurando tu bienestar psíquico y ofreciéndote un espacio donde te sientas libre para compartir tus experiencias e inquietudes.
No puedo negar que todas las enfermedades están rodeadas de historias desgarradoras que cuentan con cuidadores que soportan una gran carga emocional. Sin embargo, frente al hecho real de encontrarnos con una situación irreversible y ante las múltiples reacciones posibles, te propongo afrontar los problemas del día a día con un espíritu provechoso, luchador y lleno de gratitud.
¿Te vienes conmigo?