Cómo dejar de tener miedo a la MUERTE




Qué cantidad de estrés nos produce el miedo a morir, dios mío. Nos afecta, tanto en el plano físico como emocional y de conducta, y la verdad, no creo que merezca la pena.

A veces este miedo está justificado por un trauma o una circunstancia sin superar, que impide que podamos disfrutar nuestro día a día. Cuando no somos capaces de gestionar ese temor y comenzamos a desarrollar síntomas agudos de insomnio, ansiedad, pérdida de apetito, temblores, deberíamos pedir ayuda antes de desarrollar una patología. Quizás necesitemos cambiar algunas creencias y comportamientos establecidos desde nuestra infancia y crear otros patrones alternativos que no estén infundados en el miedo.


En otras ocasiones, el ser cuidador de un familiar enfermo nos desencadena una preocupación excesiva por la muerte de nuestro ser querido. Es normal, este pensamiento nos va a acompañar durante toda la enfermedad, así que cuanto antes aprendamos a vivir con él, más desconsuelo nos vamos a ahorrar. Se trata de aceptar que hay posibilidades de que gente querida deje de estar entre nosotros, sin que esa opción nos impida seguir disfrutando de su compañía.

No hay que olvidar, que este miedo a perder a alguien está muchas veces auto producido por nuestra enorme dependencia hacia esa persona. Y nunca deberíamos necesitar tanto a nadie, como para que el solo hecho de pensar que algún día no esté, pueda bloquear nuestra existencia.

También nos suele gustar mucho adelantarnos al futuro y colocarnos en casos hipotéticos que todavía no han llegado.

Pero en definitiva no pasa nada porqué de vez en cuando nos asalte la amenaza de poder perder a un ser querido o a nuestra propia muerte. Compartir nuestras aflicciones y malestares viene muy bien para impulsar nuestro entusiasmo por la vida. Porque lo que nos debería preocupar realmente, es vivir.

En el momento que tomamos conciencia de lo efímera que es la vida y la cantidad de cosas que nos quedan por hacer, centramos nuestra atención en cómo exprimirla y nos olvidamos de su fecha de caducidad. Nuestro tiempo es limitado y ser conscientes de que en algún momento todo se va a acabar, nos va a ayudar a disipar nuestros miedos y a que vuelvan a brotar nuestras pasiones.

Y si nos siguen acechando pensamientos sobre la muerte, tranquis, es normal, hay que aceptarlos sin asustarse ni angustiarse, para no alterar nuestro ritmo cardiaco, ni nuestro ánimo. Quizás a base de pensar nos acabe resultando un tema fascinante lleno de inquietudes.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ads Inside Post